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martes, 3 de noviembre de 2009

¿Es importante el ejercicio en los perros?

La necesidad de ejercitar a los perritos
Los canes, por naturaleza, son activos. Sus dueños deben suplir esa demanda si viven en poco espacio.
El perro es un animal carnívoro y, como tal, la naturaleza lo desarrolló para poder cazar. Es decir, lo dotó de buen olfato y oído, así como de un eficiente aparato locomotor y cardiovascular, haciéndolo apto para el ejercicio intenso.
Hace unas décadas, las familias vivían en casas con patios grandes, lo que permitía a los canes seguir con su hábito de constante actividad. La tendencia actual, sin embrago, es llevarlos a vivir a departamentos, lo que entonces obliga a que sus dueños se preocupen de suplir esa carencia y deban sacarlos a hacer ejercicio... todo el año, y no sólo en estas estaciones en que empieza el buen clima.
Sin caer en extremos
El médico veterinario y director de la Clínica Veterinaria Providencia, doctor Maximiliano Bassaletti, explica que si un animal adaptado para un metabolismo celular con alto consumo de alimento y ejercicio se queda sin movimiento, más temprano que tarde transformará toda esa ingesta calórico en grasa, lo cual explica por qué hoy una de sus principales enfermedades es la obesidad.
Pero el ejercicio regular no sólo ayuda a evitar la obesidad y las patologías asociadas (como diabetes mellitus, insuficiencias hepáticas, alteraciones cardíacas, etc.), sino también a que la mascota desarrolle normalmente su musculatura, aparato cardiovascular y respiratorio.
Además, previene las alteraciones conductuales. Un animal que corre, salta, juega es menos ansioso. Y un perro aburrido es el que hace tira sillones, muerde cables del teléfono, se orina en casa, se come eses fecales, agrega el veterinario.
A los beagle, por ejemplo, se les suele catalogar de hiperkinéticos, cuando lo cierto es que su raza necesita de mucha actividad: siempre fueron perros de caza que corrían hasta 20 kilómetros diarios.
La cantidad apropiada de ejercicio depende de la raza, aunque en términos generales una práctica regular debiera implicar un paseo diario de al menos cuatro manzanas. No es necesario trotar, pues entre saltos, tirones, idas y venidas, el can se mueve más que su guía.
Tampoco hay que caer en extremos, como amarrarlo a la bicicleta y pedalear durante media hora a 40 km/hr o soltarlo en la playa para que corra desesperadamente tras el jeep. Aunque sea un perro grande y adaptado de forma paulatina a estos ejercicios, no se le puede comparar con una máquina. La velocidad del vehículo, entonces, no debe superar su capacidad. Él es un cazador de tramos cortos, no un corredor tan veloz ni de largas distancias.
Al igual que en el ser humano, hay que ser cuidadoso con las prácticas intensas una vez a la semana si es que el organismo no está acostumbrado al ejercicio regular: un perro, con tal de complacer a su amo, es capaz de cualquier sacrificio y, en teoría, podría incluso llegar a sufrir un paro cardíaco.
Bassaletti comenta incluso que le ha tocado atender a animales con todos los pulpejos de sus patas heridos, luego de subir por primera vez a cerros de terrenos muy pedregosos, tapizados de latas y vidrios.
Lo esencial, por lo tanto, es usar el buen criterio. Jugar con la pelota, por ejemplo, puede ser una gran idea, pero si vemos que la mascota ya jadea en exceso, será tiempo de parar. En especial, si es mayor o sufre de algún mal cardíaco o músculo esquelético crónico

1 comentarios:

Juan Meriles dijo...

Si es bueno que nuestros animales hagan ejercicio, yo por lo pronto simpre saco a mi Buck al campo a correr y respirar
Besos y un abrazo enorme