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domingo, 7 de junio de 2009

ENFERMEDAD DENTAL CANINA



Son bastantes las enfermedades que pueden afectar la boca de nuestros perros, las más frecuentes son las infecciones bucodentales , que como vez se dividen en gingivitis que afecta a la encía y periodontitis, que involucra el hueso de soporte.

Los veterinarios ofrecemos vacunas para proteger a nuestros pacientes de diversas afecciones bacterianas y virales y puesto que la enfermedad periodontal es el problema que más afecta a perros y gatos, los programas para prevenirla deberían considerarse entre los servicios profilácticos que podemos ofrecer.

La periodontitis o destrucción de los tejidos que sostienen el diente, es un mecanismo protector. En un entorno natural, un diente con un absceso podría ser mortal para un perro o un gato sino hubiera manera de rechazarlo; destruyendo los tejidos de sostén óseo y conectivo, el diente se puede caer y los tejidos se pueden curar. Por lo tanto, el síntoma final- caída del diente – cura la enfermedad.

El proceso natural de rechazo de un diente enfermo mediante enfermedad peridontal, aparte de poder provocar dolor en el animal, se ha asociado a efectos sistémicos, como alteraciones renales, lesiones cardiovasculares, inflamación hepática, bacterias en el aparato respiratorio, recién nacidos de bajo peso y muertes prematuras.

Se ha comprobado que al mejorar la salud periodontal se mejora además la actitud y la calidad de vida. A un nivel más superficial, la halitosis es a menudo el problema que mueve al propietario a llevar al perro al veterinario. El mal aliento de nuestro perro supone para nosotros una gran preocupación. Este mal olor en la boca se produce como consecuencia de la presencia de compuestos volátiles de azufre provenientes de la degradación de aminoácidos por bacterias de la placa dental. Los programas preventivos que eliminan la placa y evitan la degeneración de los tejidos que rodean a la pieza dental, en general evitan el mal aliento. Esto también se consigue con el uso de antibióticos.

La dentición primaria canina (la decidua) está compuesta por 28 dientes: a cada lado del maxilar y de la mandíbula existen tres incisivos, un canino y tres premolares. La mayor parte de los problemas ocasionados por estas piezas dentales se debe a la incapacidad de éstos de desprenderse; la regla que se acepta generalmente es la de “no permitir más de un diente en el mismo sitio al mismo tiempo”. En general, el diente de leche se extraerá tan pronto como empiece a salir el definitivo; el no hacerlo podría ocasionar desviaciones y éstas, en el futuro problemas ortodóncicos o periodontales. También las fracturas de los dientes de leche pueden ocasionar enfermedades, por lo que se extirparan lo más pronto posible tras producirse la rotura.
La dentición del perro adulto posee 42 dientes secundarios, 20 en el maxilar y 22 en la mandíbula. Tanto los incisivos como los caninos poseen solo una raíz. Los premolares y los molares según su situación pueden tener dos o tres raíces.
Algunas personas erróneamente creen que los dientes están “en las encías”. No es así. Los dientes están en el hueso. Las encías son una cubierta protectora sobre este hueso. En una boca sana, las encías abrazan los dientes como collares ajustados para prevenir que las bacterias y residuos de comida invadan el hueso. Simplemente las encías protegen al hueso, y el hueso sostiene los dientes. El diente queda además sujeto a la encía por las llamadas fibras periodontales.
Los dientes están recubiertos por una capa de esmalte, formado por cristales de diversos iones. Normalmente es blanco translúcido, pero puede teñirse o cambiar de color. Este esmalte puede desgastarse, lo que se conoce como atrición cuando se debe al frote entre los dientes, o abrasión cuando se debe a una sustancia externa, como cuando se masca pelo o piel; incluso el mordisqueo de pelotas de tenis o de “frisbis” de trapo puede provocar desgaste, creando una superficie plana(esto podría deberse a la suciedad captada por la tela, que potenciaría su capacidad de abrasión). Este desgaste puede acabar afectando a capas más profundas del diente.
La dentina es la siguiente capa del diente. En el adulto constituye el grueso del diente y se halla recubierta por esmalte supragingivalmente y por cemento subgingivalmente. Aunque parece sólida, es en realidad porosa.
El conducto pulpar es la capa interior del diente, compuesta por vasos sanguíneos, nervios y células. Un traumatismo en este conducto provocará la aparición de un color rosaceo en el diente y posteriormente, como consecuencia de la degradación de los componentes sanguíneos, un tinte morado. Las roturas de dientes, si no se tratan adecuadamente acabarán provocando enfermedades.
Rodeando la porción subgingival del diente existe cemento, que es la estructura dental a la cual se inserta el ligamento periodontal; el otro extremo de éste se inserta al hueso alveolar que rodea al diente. El ligamento periodontal suspende el diente en el interior del alvéolo, actuando como amortiguador de choques. Rodeando directamente el diente y recubriendo el hueso se encuentra la encía. Resumiendo, el periodontio se compone de cemento, ligamento periodontal , hueso alveolar y encía.

1 comentarios:

José Alfonso dijo...

Mi comentario acá, perdóname, no tiene nada que ver con tu entrada.
Desde mi blog,
http://callejadelahoguera.blogspot.com
en su segunda entrada a la vista,
podrás visualizar algún vídeo relacionado con la candidatura de la ciudad de Córdoba como capital de la cultura europea en 2016.
Si no te importa y lo consideras adecuado, te invito a entrar a mi página y adherirte.
Un saludo.