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jueves, 24 de julio de 2008

Los diez mandamientos de la alimentación.


1. Administrar cantidades de agua suficientes
Siempre se debe dejar a libre disposición del perro agua potable fresca, y renovarla frecuentemente, teniendo en cuenta que el consumo medio es de 60ml por kilogramo de peso corporal y por día, y que esta cantidad es mayor en cachorros, en perras que están amamantando.

2. Respetar las transiciones alimentarias
Toda modificación de la dieta del perro debe hacerse de manera progresiva, a lo largo de una semana, para permitirle adaptarse desde el punto de vista gustativo, digestivo, y metabólico, y para dar tiempo a su microflora intestinal de reconstituirse específicamente en función del nuevo alimento.

3. Asegurar al perro comidas regulares
El perro sólo está contento si recibe todos los días, a la misma hora, en el mismo lugar, y en el mismo comedero, el mismo alimento.

4. Controlar las cantidades de alimento administradas
Las cantidades distribuidas cada día, en función del requerimiento energético cotidiano del perro y del contenido en calorías de los alimentos, Dichas cantidades se deben adaptar a la evolución del peso del perro, que también debe ser determinado con regularidad.

5. Proporcionar al perro una dieta equilibrada
El alimento, ya sea casero o industrial, debe contener todos los nutrientes que el perro necesita, en cantidades satisfactorias y en las proporciones adecuadas para su tamaño, su estado fisiológico, su edad, incluso a su eventual estado patológico (problemas de salud).

6. Elegir correctamente el alimento del perro
Tres criterios fundamentales intervienten en la elección de un buen alimento para un perro: su edad, su nivel de actividad física o fisiológica, y su tamaño.

7. Utilizar el alimento de manera racional
Si se utilizan alimentos industriales, es esencial seguir correctamente el modo de empleo del fabricante. Con respecto a la alimentación casera, las sobras de la mesa, las golosinas, los dulces, el chocolate, y los pasteles no deben formar parte de la alimentación de un perro.
8. Mantener un nivel de higiene satisfactorio
Los alimentos industriales ofrecen las mejores garantías de salubridad higiénica y, utilizados correctamente, no presentan ningún riesgo de intoxicación alimentaria. Las latas abiertas y los alimentos frescos o descongelados se deben conservar en el refrigerador, mientras que las croquetas se deben mantener en la bolsa cerrada, en un lugar seco. Si el perro no termina su comida, hay que desechar los restos. Por último, hay que limpiar el comedero a diario.

9. Controlar los resultados individuales
Se deben controlar la eficacia del racionamiento y su adecuación para el perro, basándose en elementos tan simples como la calidad de su pelaje y de sus excrementos, su apetito, y su comportamiento cotidiano.

10. No dudar en recurrir al veterinario
Debido a su formación, el veterinario es también el dietista del perro, tanto en su vida cotidiana como cuando está enfermo. Es necesario consultarlo en caso de falta de apetito o bulimia durables, adelgazamiento o aumento de peso anormales, diarrea o estreñimiento persistentes, trastornos físicos o conductuales preocupantes, así como por todas las valoraciones importantes de la sed o del apetito, que pueden ser signos precursores de una enfermedad general y requieren un examen detenido del perro
El peso corporal y la nutrición adecuada

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